martes, 15 de septiembre de 2009

LA BAYETA

BAYETA TRADICIONAL EN LA REGION DE CELAYA, GUANAJUATO.

Raúl Alvarado García elprofe60@hotmail.com http://www.raul-alvarado.com/

En las comunidades de el Sauz , Santa María del Refugio, Ojo Seco , Los Huesos, Canoas, El Beato, San Lorenzo, Juan Martín, Guadalupe, Tlalixcoya, Ixtla, Almanza, el Toro, Tenango, Huapango, y en el sur de la ciudad de Celaya, desde “ la palanca“ ( hoy calle de Pípila), se ha podido constatar a través de diferentes fuentes, el uso de la “bayeta” aquí presentadaAlgunos de nuestros informantes, nos han hecho referencia a que el origen de la misma está en la congregación de canoas, lo que nos llevó a indagar mas allá de tales afirmaciones, encontrando que, llegó al rancho de Guadalupe un matrimonio formado por el señor Miguel Arreguín oriundo de la provincia de Galicia España, y la señora Rosalía Pérez originaria de la ciudad de Madrid, estableciéndose en un lugar del rancho llamado “la nopalera“ quienes tuvieron 24 hijos, y de cuya descendencia, se formó la congregación, hoy delegación de Canoas.Siendo los primeros habitantes de dicho lugar los señores Pedro Guerrero y Francisco Jiménez, quienes se establecieron ahí en el mes de enero de 1853, en terrenos que pertenecían a la hacienda de Tamayo, lugar donde sus habitantes ya usaban la indumentaria en cuestión, al igual que en las otras comunidades ya mencionadas.La bayeta tradicional que fue de uso cotidiano entre las mujeres de un número significativo de generaciones habitantes de 24 comunidades correspondientes a la región de Celaya Guanajuato. Antiguamente se confeccionaba en un género llamado bayeta de donde toma su nombre por ser este género textil la materia prima para su confección.Al no ser posible contar con los materiales utilizados “l’otro día” para mantener estrictamente la forma original a base de bayeta, la prenda utilizada durante algunas décadas del siglo XX, está elaborada en paño de lana de color rojo bordada en punto de cruz con hilo de color negro, teniendo figuras características de flores como motivos principales tanto en la guarda como en el labrado.Portaban una blusa que era mas comúnmente denominada “saco” por su forma, en color blanco o bien en algún tono pastel o de los denominados colores ópticos, la blusa en algunos casos presenta diferentes detalles en su terminado, encontrándose adornos de encaje, deshilado o incluso algunos discretos bardados.Complementa su indumentaria con el fondo confeccionado comúnmente en tela de algodón, y es profusamente labrado también en punto de cruz en color azul rey, siendo los motivos “a gusto” de quien la elabora; el diseño de las guardas tiene variantes mínimas de una a otra bayeta, no así para los fondos que pueden presentar mayor variedad de formas.Bayeta tradicional en la región de Celaya hasta mediados del siglo XXEl mandil presenta diferentes formas de bordado que bien puede ser combinación de deshilado con punto de cruz, con aplicaciones de encaje o simplemente bordado en diversos colores y figuras generalmente, todas las prendas han sido elaboradas a mano.Esta forma corresponde a las mujeres que “tenían el modo”, las que no, vestían de la misma forma pero a diferencia de la bayeta usaban un género llamado “garrabana”, y aun las más pobres utilizaban la “jerguilla” para la confección de su indumentaria.Adornan su cabeza con un peinado en dos trenzas entrelazadas y rematadas con listón generalmente en color rojo, aretes de filigrana, arracadas o a “tono” de quien los porta.El trabajo de investigación nos ha llevado a antecedentes probables de esta indumentaria, se menciona que “tiempo antes” se usaba por las mujeres de la región “un castor”, complementado con rebozo de “petacua” y un manto llamado “tápalo”, lo que nos hace suponer que la influencia es purhépecha, por la naturaleza de las prendas.Era común ver al hombre vestido con pantalón de manta, recto de manga ancha llamado de “pata de elefante”, cruzado en la cintura; camisa de manta que algunas veces llevaba bordado en el frente, un ceñidor o faja de tela generalmente en color rojo o azul, un patio en el cual era común apreciar un bordado con motivos campiranos; complementa con un sombrero de palma de copa alta y ala ancha, calzando huarache “encorrellado” comúnmente de elaboración artesanal.
GRACIAS PROFESOR RAÚL POR COLABORAR CON TIERRA MESTIZA

sábado, 12 de septiembre de 2009

EL TEQUIO




TRADICION OAXAQUEÑA


Han comenzado las lluvias en la sierra zapoteca del Distrito de Villa Alta en el Estado de Oaxaca. Esto hace que los escasos caminos que existen se vuelvan accidentados y en muchos casos intransitables. Los deslaves, la creciente de los arroyos y ríos impiden el tránsito de camiones, o que su paso se vuelva difícil y peligroso. Muchos de los caminos que recorren las montañas de la sierra zapoteca, han sido construidos por sus habitantes sin ninguna maquinaria, utilizando solamente su fuerza de trabajo, picos, palas, azadones y barretas.

Este trabajo es obligatorio para todos los miembros de las comunidades zapotecas y es conocido con el nombre de tequio.

Muchas de las construcciones y reparaciones que se hacen en los pueblos zapotecos son producto del trabajo colectivo.

La construcción y reparación de caminos, escuelas, iglesias y edificios públicos como el palacio municipal, son trabajos que se llevan a cabo a través del tequio. Entre los zapotecos serranos al tequio se le llama Xin Lawé que quiere decir “trabajo principal”, y por lo regular está dirigido por las autoridades municipales.

Este trabajo colectivo es en beneficio de toda la comunidad y participan los habitantes de ambos sexos a partir de los 15 años, sin recibir ningún salario.

Las mujeres solteras, viudas y divorciadas participan dando una cuota económica, así como los zapotecos que viven en la ciudad de México y Oaxaca.

Las aportaciones económicas son utilizadas para la compra de materiales como: cemento, cal, varilla y herramientas, entre otros. Incluso los zapotecos que viven en los Ángeles California, en los Estados Unidos de Norteamérica mandan una cuota anual que es utilizada en el mismo sentido o para la organización de las festividades.

Antiguamente la mayoría de los ciudadanos zapotecos participaban directamente en los trabajos del tequio.

Pero en la actualidad muchos individuos que practican ciertos oficios como: carpinteros, albañiles, artesanos y comerciantes son los que tienden a participar menos en el tequio.

Estos hacen menos trabajo o trabajos especiales, o pagan una cantidad que es fijada por las autoridades municipales, y en muchos casos mandan a otra persona en su lugar para que cumpla con el trabajo.

Los “principales”, aquellas personas que han ocupado todos los cargos religiosos y civiles, no tienen la obligación de participar en los trabajos del tequio.

Los músicos que componen las bandas filarmónicas tampoco están obligados a participar en el trabajo comunal.

Las bandas de música tienen que actuar en las fiestas patrióticas y religiosas, y donde las autoridades municipales les indiquen.

También tocan en las fiestas de cada uno de los barrios que forman su pueblo.

La recompensa que todos los músicos exigen, consiste en comida, bebida y cigarros, que se les da en cada una de sus participaciones.

Otras de las personas que no tienen la obligación de participar en el trabajo colectivo son los vaqueros, que se encargan de conseguir a los toros, antes de la fiesta, y cuidar del buen desarrollo del jaripeo.

Los ciudadanos que no cumplen con el tequio se les impone una multa, que está destinada para la compra de mezcal, cigarros y refrescos que se les proporcionan a todos los que participan durante los trabajos del tequio.

A los zapotecos que viven fuera de la región y no cumplen con su aportación económica, se les da un cargo que deberán desempeñar personalmente o pagar a otra persona que lo realice en su lugar. Otra forma de trabajo colectivo que se lleva a cabo entre los zapotecos de la sierra es la “gozona”, que corresponde a la “Guelaguetza” de los zapotecos del Valle de Oaxaca.

La gozona o “ayuda mutua” como se conoce en otras comunidades indígenas consiste en ayudar a parientes, compadres, amigos o vecinos en las labores agrícolas como la limpia, la siembra, el deshierbe y la pizca.

La ayuda que se da es por medio de trabajo o con su cooperación en maíz, frijol, café, panela o leña a quien lo necesite.

Aquellas personas que reciben dicha ayuda tienen la obligación moral de corresponder de igual forma cuando se lo pidan.

Cuando un zapoteco quiere que lo ayuden a preparar o limpiar su terreno se dirige a sus amigos y parientes; y aquellas personas a quienes ha ayudado con anterioridad.

Así, todos los que deseen ayudar se reúnen y discuten en voz alta, entre chistes y bromas, la forma en que se va a trabajar.

Durante la reunión se fijan la fecha y lugar para iniciar la “gozona”; todos aquellos que participan llevan sus instrumentos de trabajo e inician sus labores con energía y rapidez.

La persona que pidió la ayuda se verá obligada a corresponder de igual forma con todos los paisanos que le ayudaron en el arreglo y limpieza de su terreno.

Pero no nada más en las labores del campo se realiza la “gozona”; también se practica en la construcción de casas, en las fiestas y bodas.

La gozona refuerza la cohesión del grupo dentro de la comunidad y permite la realización de muchos trabajos colectivos por el apoyo moral, económico y social que brinda.

La “gozona” o “ayuda mutua” ha sufrido muchos cambios sobre todo en la construcción de las casas, porque aquellas personas que cuentan con dinero, como los artesanos y comerciantes, prefieren pagar a mozos para realizar este trabajo.

A pesar de esto, la “gozona” se sigue practicando entre muchas familias de las comunidades zapotecas, para poder salir adelante en las labores agrícolas.

El tequio, la faena, la ayuda mutua o la gozona son características de la organización social y económica de los grupos indígenas del país; que en muchos casos se ha ido perdiendo por el avance de la economía capitalista, que tiene como fundamento al dinero, la acumulación de riquezas y el individualismo.

De los zapotecos, como de los demás grupos étnicos de México, depende la adaptación de estas formas de trabajo comunal para su beneficio.


FUENTE DE INFORMACION:
REVISTA "NUESTRO SABER"
SEP AÑO 1. NUMERO 03
JUNIO - JULIO - AGOSTO 1990