sábado, 17 de octubre de 2009

LA MARIMBA

Taller del maestro Andrés Altamirano.
Tuxtla, Gutierrez, Chiapas, México.



EL CÁLIDO Y TÍMBRICO SONIDO DE LA MARIMBA

La marimba, como la conocemos hoy, dista mucho de sus orígenes.

Dediquémosle unas cuantas palabras como un humilde homenaje a la memoria de sus creadores. Los que nacimos y crecimos bajo el influjo de su cálido y tímbrico sonido, de su impactante presencia nada menos que selvática y artesanal a la vez. Los que aprendimos a quererla llenando de gratos recuerdos nuestra lejana infancia y romántica juventud, vivamos nuevamente su embrujo.

ORIGEN DE LA MARIMBA

Su humilde y oscura procedencia es aún hoy objeto de polémica entre los estudiosos del tema. Unos creen que la marimba vino por el océano Pacífico (de las Islas Polinésicas) hacia América del Sur y Centroamérica, con la presencia étnica de las poblaciones zoque y tzeltal cuando los mayas aún no habitaban la región chiapaneca. El gran marimbista de fama internacional, Zeferino Nandayapa, originario de Chiapa de Corzo, en la autobiografía de su Método para marimba dice que su apellido quiere decir en dialecto chiapaneco “arroyo” o “río verde”, pero que proviene de raíces guaraníes creyendo que alguna vez grupos venidos del sur habitaron el territorio chiapaneco replegándose al Perú a la llegada de los mayas.

Otros afirman que la marimba es autóctona, apoyándose en documentos antiguos. La declaración de cristianización de indios de Santa Lucía en 1545, de Pedro Gentil de Bustamante, papeles encontrados en el archivo de la hacienda de La Valdiviana, propiedad de los condes de Olachea, y Michelena, en el municipio de Gintalapa, Chiapas, que refiere al instrumento como yolotli, en lengua mexicana “Corazón del cielo”, donde se describe detalladamente al primitivo instrumento yacente en el suelo.

Los mayenses aseguran que su origen es también autóctono. Marcial Armas Lara nos proporciona documentos históricos en la copia de un códice guatemalteco original ilustrando la marimba de brazo “que da fe y testimonio”. Marinbah es un vocablo mayá quiché. Mar, cosa tendida en el suelo, in, que une, aumenta, multiplica, añade en sucesión. Bah es el verbo martillar, percutir, murmurar, que produce eco.

Pero la gran mayoría considera que su origen no es de América, entre ellos el licenciado Emilio Rabasa, defensor apasionado de esta teoría. Se cree pues que la marimba vino del continente africano donde es muy popular, posiblemente del Congo, llamándosele del mismo modo en dialecto bantú. La marimba traída por los negros esclavos en la conquista de México vivió ignorada, aislada en medio de la pequeña mancha étnica de la gente de color vecina a Guatemala en el pequeño poblado montañés de San José de los Negros, seguramente por discriminación. Pequeña mancha étnica que con el tiempo y las mezclas raciales se fue diluyendo y la marimba apareció en las ciudades más importantes del estado de Chiapas como Tonalá, Cintalapa, Ocozocuautla, Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez. Se ha querido reafirmar esta teoría por otros medios, el guatemalteco Rodolfo Robles hace coincidir la aparición de la oncocercosis (enfermedad endémica que produce la ceguera) en esta región con la de la marimba, probando que este mal de origen africano fue traído junto con el instrumento. Para dar continuidad a este orden de ideas debemos agregar que la dotación instrumental aportada por ellos no sólo se reduce a la marimba sino que entre otros al “marimbol” o “marímbula”, la “caja de tapeo” y sus variantes, la “quijada de burro”, la “arcuza”, “bote del diablo” o “tigresa”, etcétera.

Desde esta apertura, hará menos de una centuria, la marimba ha venido evolucionando y perfeccionándose día con día gracias a los constructores “marimberos” y músicos “marimbistas”, quienes han sabido amalgamar en el instrumento que ahora conocemos las aportaciones con que cada cultura contribuyó para crear nuestro maravilloso instrumento mestizo:

La marimba primitiva de ocho teclas tendida en el suelo, sostenida apenas por dos listones de madera sobre un hueco que servía de resonador. La marimba de arco (con igual número de teclas) se adapta a la cintura del ejecutante quien la percute sentado. A este instrumento se le había adaptado unos “tecomates” o “pumpos”, resonadores abiertos en su parte superior justo debajo de cada tecla. Estos “pumpos” llevaban el algún lugar una delgada membrana de intestino de puerco que le confiere el sonido característico al instrumento. La marimba crece, se vuelve adulta y se pone de pie, aumenta el número de octavas, los “pumpos” se fabrican de madera en forma prismática con terminación inferior piramidal donde se aloja la “cachimba”, pequeño orificio reforzado a modo de pezón donde va pegada la tela de intestino de puerco.

La estructura se perfecciona en función de la forma trapezoidal del instrumento. Aparece la decoración geométrica de los faldones, ¿acaso de origen mudéjar?. La marimba adquiere su forma cromática definitiva de dos niveles. Se cree que la “marimba cuachi” (que consta de dos partes) la inventó el legendario marimbista sambartolomense (de San Bartolo de los Llanos, hoy Venustiano Carranza) Corazón Borras (Corazón de Jesús Borras Moreno, su nombre completo) presentándolo en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez el 9 de Febrero de 1897. Aunque hay otros que se discuten la paternidad de esta versión de teclado universal igual as la del piano como el doctor Juan Saldaña y en Guatemala a José Chaquín y Manuel López.

Existen en el Sureste conviviendo, como las personas en marcada división social, repertorios y marimbas: cromáticas para los mayoritarios gustos mestizos y diacrónicas para los ritos y danzas indígenas locales. Debemos agregar que en Nicaragua y otros lugares de Centroamérica aún se interpreta en la marimba de arco su propio repertorio.


ANATOMÍA DE LA MARIMBA

Construir una marimba requiere de una factura esmerada y cuidadosa, manos hábiles en el manejo de herramientas no especializadas, oído fino para percutir las preciosas maderas y sentido musical para afinarlas.

En su manufactura intervienen maderas extraídas de las selvas vecinas, siendo las mejores para las techas el de color oscuro o rojo de la parte central del tronco más viejo del “hormiguillo” (porque siempre está cubierto de hormigas, de ahí su nombre), en latín Playmsciun dimorphandrum Donn, según el poeta Efraín Huerta, o también del “granadillo”, en Guatemala del bálsamo y en algunos países como los Estados Unidos de Norteamérica y Japón que también fabrican marimbas y xilófonos del palo de rosa, horneándolas en aparatos antiguos o modernos para “curarlas”.

Las teclas se alínean en dos niveles, una superior para los medios tonos –según el diseño trapezoidal del instrumento- el tamaño de ellas disminuye considerablemente. Para afinarlas se excava en medio de su cara inferior una concavidad correspondiente a la boca del resonador bajando su tono. Para subir se le desbasta cuidadosamente un poco de material de la misma cara hacia los dos extremos. Se les practican además dos perforaciones transversales laterales a través de los cuales pasa el cordón que las sostiene mediante armellas de madera engastadas en los cargadores.

Una marimba grande llamada “marimba de concierto” para cinco ejecutantes pesa cerca de ochenta kilogramos y mide aproximadamente tres metros, consta de setenta y siete teclas, cuarenta y cinco forman el nivel inferior y treinta y dos el superior con una extensión musical de seis y media octavas y tesitura que va del Fa índice dos –la nota más grave- hasta un La índice ocho –la nota más alta-, aunque existen marimbas de menor tamaño como la tenor para tres ejecutantes y la píccolo para la línea melódica y adornos ejecutada por un solo músico.

Para producir sonido, todo instrumento de percusión debe golpearse. A modo de martillos, la marimba se percute con unos palitos hechos de vara de huisisil, vegetal propio de la zona, en cuyo extremo se enrollan tiras de hule crudo para formar una bola llamada “bolillo” proporcionada al tamaño de las teclas. Las hay pequeñas y duras, “baquetas tiples” para tonos altos, grandes y flojas para las graves, y “baquetas bajas”, habiendo también intermedias para segunderos y terceros. El tiple o primera voz debe tocarse con dos baquetas llevando la melodía, los segunderos con tres baquetas haciendo dos voces y llevando la melodía una escala más baja que el tiple con la mano izquierda. El armonista, que es el centro, lleva la armonía, el acompañamiento y marca el ritmo con tres baquetas y, por último, el bajo que apoya a la melodía, al ritmo y la armonía con dos baquetas.

Siendo las teclas de la marimba de maderas tan finas y delicadas, es natural que con los cambios extremos de temperatura sufran daños irreparables perdiendo totalmente su sonido, por lo que se ha recomendado al transportarlas guardarlas en una especie de “caja térmica” garantizando su conservación.

Le siguen en importancia las cajas resonadoras, “tecomates”, “pumpos” o “chiches”, que coloquialmente también así se les llaman, hechas de madera de cedro como las demás partes de la marimba. Éstas van alineadas, justificadas, afinadas y colocadas debajo de cada tecla sostenidas por las “reglas” o “cargadores”, listones de madera que forman parte de la estructura o “cama”.

Para su afinación, se requiere percutir la tecla a la cual corresponde o soplar dentro de ella, en caso de estar alta de tono se le pegan en la boca unas pequeñas lengüetas de madera y en caso contrario se recortan cuidadosamente.

Los faldones cubren la estructura, protegen las teclas y decoran –con diseños geométricos sobrios- el frente de la marimba empleando maderas finas de diversos tonos cálidos igualmente que el frente de las patas delanteras, las cuales en algunos segmentos van torneadas. Un caso singular es la decoración de los amplios faldones de los instrumentos guatemaltecos, en ellos se vuelca la fantasía del artesano que talla en relieve el mundo que le es propio, plantas exóticas, felinos, aves y mascarones mayas.

EL ARTE DE LA MARIMBA

Si buscáramos un instrumento musical ideal que significara o representara nuestra cultura mestiza, no dudaríamos en decidirnos por la marimba, aunque exista amplia descendencia de la guitarra española aclimatada en México, en sus modalidades de vihuelas y jaranas, esparcidas por todo el país y que Guatemala la haya adoptado también como instrumento musical nacional. La marimba es resultado del choque y evolución cultural de los hombres involucrados, llámense blancos, negros o indios desde la conquista en la formación de nuestra nacionalidad.

Por desgracia, para la marimba, existieron (y existen) prejuicios descriminatorios contrarios a lo que se debía esperar para la adecuada y oportuna difusión de este instrumento, de tal suerte que se ha limitado en representar solamente a una parte del país, el Sureste, principalmente los estados de Chiapas, Oaxaca, Tabasco y un poco más allá Guatemala y el resto de Centroamérica.

Pero hay gente ilustre que mantiene vivo, afortunadamente, el interés por ella construyéndola, renovándola, musicalizándola, amándola para confirmar su supervivencia irrumpiendo en las salas de concierto de todo el mundo, demostrando una vez más que también lo nuestro es singular y exótico adquiriendo una categoría universal por su intensidad y calidad artística.

A aquéllos que desprecian, niegan e ignoran a la marimba debemos recordarles que la humildad de su origen “a lo chamula” rivaliza con la orquesta sinfónica para interpretar a Bach, Beethoven, Mozart, Paganini, Chopin, etc.. Componen en nuestros difíciles tiempos música especial para marimba creadores de la talla de Darius Milhaud, Alberto Ginastera, Pierre Boulez, etc., y la interpretan músicos reconocidos internacionalmente como la japonesa Keiko Abe, el estadounidense Dean Gronemeier y el mexicano Zeferino Nandayapa y cuenta, cual versátil instrumento, con un amplísimo repertorio popular regional que rebasa los lugares de origen, esto, en parte, gracias a la aparición de la radio en México el 18 de Septiembre de 1930 (XEW “La voz de la América Latina”) y la televisión el 31 de julio de 1950 (XHTV-Canal 4) donde alcanzaron gran popularidad “La lira de San Cristóbal” de los hermanos Domínguez, “La marimba de los hermanos Paniagua”, “La marimba de los hermanos Zavala”, todos ellos provenientes del estado de Chiapas.

La lista de marimbas y marimbistas que interpretan música popular es interminable, tan sólo mencionaremos a los más conocidos, de los cuales se pueden obtener fonogramas tanto en Chiapas como en Oaxaca y Tabasco. “La marimba Carta Blanca” de hace mucho años, “La marimba Perla del Soconusco” de los hermanos García, “La marimba Corona de Tapachula” de Alfonso Vidal Grajales, “La marimba orquesta Los Mecateros” de Óscar Moreno, “La marimba municipal Trinitaria Chiapas”, “Águilas de Chiapas” dirigida por el maestro Límbano Vidal, “Brisas del Grijalva” del maestro Humberto Moreno, “La marimba orquesta de la Seguridad Pública del Estado de Chiapas”, “La marimba Cielos del Sur”, “La marimba Chiapas de los hermanos Moreno”, “La marimba de los hermanos Díaz”, “La marimba de los hermanos Peña Ríos” y “La marimba Niluyarilo”. En la región del Istmo oaxaqueño, allá por los años cincuentas del pasado siglo, era muy famosa “La marimba de Chico Tehuano” que radicaba en la ciudad de Matías Romero, Oaxaca, “La marimba de Mario Leyto” de Tehuantepec, Oaxaca, y en la capital del estado “La marimba del estado de Oaxaca”.

Algunos músicos hacen giras constantes fuera del país ofreciendo conciertos, conferencias, cursos y talleres como “La marimba Nandayapa”. Otros construyen para exportar marimbas de sonoridad increíble en diversos tamaños como don Andrés Altamirano avecindado hace mucho tiempo en Tuxtla Gutiérrez, originario de Coxcatlán Puebla, -en el corazón de la Mixteca- (hijo predilecto de este lugar), recientemente fallecido. Hizo en vida quince innovaciones al instrumento, inventando también la “valerina”, mezcla de arpa y guitarra encordada en sus dos caras, en la anterior se afinan los tonos naturales y en la posterior los semitonos. Fue presentada mundialmente por primera vez en la ciudad de Xalapa, Veracrúz, fundando además este gran creador, un taller propio de marimbas donde amablemente recibimos asesoría para escribir estas líneas.

La marimba “es como una mujer”, comenta en su mencionado libro el maestro Nandayapa, y nosotros afirmamos que quien oye su voz, como el canto de las sibilas, habrá caído en el hechizo de sus sonidos para siempre quedándoles grabado en lo más profundo de su ser “las maderas que cantan…”

A continuación daremos una pequeña lista, por falta de espacio, de las canciones más conocidas del repertorio marimbístico, así como la letra de algunas de las que ya se han vuelto tradicionales.

La música indígena propia de los Altos de Chiapas grabado y documentado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia son “La Maruchita”, “El Memelel”, “El zapateado el padre Rubén”, “Camino a San Cristóbal”, también podemos escuchar otras en grabaciones del Instituto Nacional Indigenista y el Sistema de Radiodifusoras Culturales Indígenas como “Estrellita” (no la de M. Ponce), “Sal negra” de carácter ritual, “Adiós mi amor” del grupo étnico Chuj que habita en la frontera con Guatemala, “El Cruzado” que interpretan marimbistas de la etnia en semana santa para la pasión y muerte de Jesucristo. Todas ellas grabadas en marimbas diatónicas.

En cuanto al repertorio mestizo, podemos escuchar en infinidad de grabaciones comerciales versiones diferentes de lo más conocido.

“Las chiapanecas”, “Los Parachicos”, “Blancas mariposas”, que discuten su autoría Chiapas y Tabasco, “El tigre” “El pañuelo rojo”, “El jabalí”, “El alcaraván”, “El rascapetate”, “El bolonchón”, “Soy buen tuxtleco”, “La tonalteca”, “Tapachula”, “Simojovel”, “Chiapa de Corzo”. Provenientes de Guatemala la sentida melodía “Luna de Xelajú” y “Ferrocarril de los Altos” y de Nicaragua “Chinita poblana”, “Barrio de pescadores”, “El zanatillo”, “El solar de Monimbó”, estas últimas grabadas en marimba de arco.

Canciones como “Al son de la marimba”, “Frenesí” y “Perfidia” de Alberto Domínguez, “Amar y vivir” y la internacionalmente conocida “Bésame mucho”, de la recientemente fallecida Consuelo Velázquez, y “Oye la marimba”, de Agustín Lara, una canción clásica en el repertorio de la marimba.

Canciones oaxaqueñas como “Dios nunca muere”, de Macedonio Alcalá. “Na Ela”, su primera canción y “La misma noche”, ambas del compositor ixtaltepecano “Chu” Rasgado. “Tangu yuu” (“Muñeca de barro”) y “La Quela”, esta última versión original del profesor Carlos Iribarren Sierra, ahora mediante un plagio “La Martiniana”. “La tortuga”, conocida también como “La tortuga del arenal” o “La mareña” atribuida al compositor tehuantepecano “Dré saa”, Andrés Gutiérrez. “El gorrión hermoso”, de Jesús Gallegos (“Chu Gancho”). “El pescado”, “La Juanita”, “La Petrona” “Son squipi” (“Son del ombligo”), “Bola Iaári”, “La samblaseña”, “Behua shiñáa” (“El huachinango rojo”) y “Mediu xhiga”, (“El dinero en de la jícara”) que se interpretan sólo en las bodas zapotecas del istmo. “Tehuantepec” del compositor jalisciense Pepe Guízar, la popular “Llorona” del dominio público con la que el Istmo ha influido al son jarocho campesino del sur de Veracruz y la no menos popular e internacionalmente conocida “Sandunga” (nuestro himno istmeño) atribuida al compositor tehuantepecano Máximo Ramón Ortiz.
FUENTE DE INFORMACION:
SUPLEMENTO "ARTE Y CULTURA"
DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005
TEXTOS, ILISTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS:
JUANA TOLEDO Y BULMARO ESCOBAR.
(TERRAMESTIZOMANOS)

sábado, 10 de octubre de 2009

OFRENDA Y ALTAR DE HUAQUECHULA


HUAQUECHULA, PUEBLA.


Es uno de los municipios del estado, de Puebla en donde los habitantes durante todo el año se dedican al cultivo, y de una manera espectacular en Noviembre se convierte en un punto de atracción turística, pues es aquí donde se erigen los altares monumentales como recuerdo a los que perecieron durante el año en curso a la que se llama “Ofrenda Nueva”.

Huaquechula está ubicada al Sur de la ciudad de Atlixco a 28 Km. de carretera pavimentada, la ruta es corta relativamente, podría no ser muy atractiva si no fuéramos a encontrarnos con un lugar donde la realidad y la leyenda se entrelazan para dar vida paradójicamente en los días de Muertos a un lugar que por su trazo urbano y sus construcciones, como lo es su Convento Franciscano del siglo XVI parece ser que nos devuelven con el tiempo un gran número de edificaciones Semi-Destruidas que nos dan un marco de mayor realismo a este encuentro, donde el culto a la muerte es simultáneamente el culto a la vida.

La fiesta principal de Huaquechula empieza desde el 28 de Octubre hasta el 2 de Noviembre. Las ofrendas o altares por comentarios, que han pasado de generación en generación, se sabe que aproximadamente desde 1450 se comenzaron a hacer las primeras ofrendas, las cuales eran ofrendas labradas y sobre estas un dandil con aceite de una semilla llamada “egrilla”, posteriormente la leyenda fue cambiando así como la costumbre sobre las ofrendas llegando a hacer lo que ahora son.

CRONOLOGÍA DEL MUNICIPIO

Huaquechula data del año de 1110 de nuestra era, que en grupos indígenas Xilancas y Teochichimecas, fundaron en las faldas del actual cerro de San Miguel de la ciudad de Atlixco la “Huehuecuahquechollan”, (la antigua huaquechula) al norte de donde se encuentra hoy el pueblo.

Hacia 1200 grupos nahuas efectuaron la segunda fundación en “Cohatepec”, (Santa Ana Coatepec), dos kilómetros al sur.

Y la tercera y definitiva fue tras haber sido sometida por los españoles a finales de septiembre de 1520.

De 1510 a 1521 fue considerada en la ruta de la conquista, otorgándola en la encomienda a Jorge de Alvarado en 1524.

En el siglo XVII pasa a formar parte de la corona, perteneció al antiguo distrito de Atlixco hasta 1895, en que erigió en municipio libre por decreto del supremo gobierno, nombrándose cabecera municipal al pueblo de Huaquechula.

PERFIL CULTURAL

El Jeroglifico “CUAQUECHOLLAN” manifiesta que su nombre es “Hageográfico”, pues los cinco puntos o circulitos nos dan el numeral Macuilli, Águila, cuya lectura es “Macuil Cuautli”, “Cinco Águila” que es el quinto día de la onceava trecena del Tonalamatl o calendario adivinatorio, la figura que corona el cerro es el símbolo del mes Quecholli y con este último elemento la lectura completa es “Maculcuautli Quecholli”, esto es cinco águila del mes Quechlli” que corresponde según al padre Sahagun al 3 de Noviembre, León y gama al 10 de Octubre y Chavero al 3 de Noviembre del undécimo año de cada “Tlapilli”, o sea el periodo de 13 años, como el día Cuautli del mes Quecholli, es el día cinco invariablemente, no es necesario anteponerle el numeral maculi y sólo lo llamaron los mexicanos “Cuauquechollan”, lugar donde ese día se haría una fiesta en honor del Cuautli o donde habría algún templo dedicado a esa deidad.

La muerte es el único problema ante el cual el ser humano no puede oponer soluciones realistas, el único problema que no tiene solución variable. Así también la muerte ocupa un lugar privilegiado en muchas culturas: para algunas de ellas, la muerte era una especie de estado superior al que se llegaba sin angustia y con la aceptación madura ante un hecho natural.

OFRENDAS DE HUAQUECHULA, PUEBLA

Entre los pobladores originales de América, el culto a los muertos data de aproximadamente 2000 años a.c. En esta época, era necesario advertir qué clase de muerte había tenido la persona para, con ello, prever el destino final del muerto. Por ejemplo, los guerreros serían compañeros del sol al igual que las mujeres que fallecieran en el parto; los niños serían eternamente alimentados por el árbol nodriza; los muertos por enfermedades hídricas eran privilegiados del Dios Tlaloc y eran merecedores de un entierro especial, lo mismo que para aquellos difuntos a causa de rayos o los ahogados. Los no elegidos por los dioses eran dirigidos al mictlan, el mundo de los muertos acompañados de un perro como amigo fiel y guía para el tránsito del inframundo.

En la actualidad, el pueblo de México tiene tantas maneras de celebrar y conmemorar a sus difuntos como regiones. Tal es el caso de Huaquechula, municipio ubicado en el estado de Puebla, donde las capacidades creativas y gustos artísticos coinciden fraternalmente en el día de muertos, dando origen a las ofrendas monumentales de México.

Estas ofrendas impactan primeramente por su disposición palaciega, ya que algunas alcanzan hasta tres metros de altura, cubriendo el muro de la modesta vivienda. Se reserva una parte libre para instalar una mesa en la que los deudos obsequian pipián verde o rojo, mole y tortillas a los visitantes.

La estructura es revestida por una brillante tela llamada satín que puede ser blanca o de color azul cielo, verde limón, azul turquesa o rosa mexicano pero nunca color negro. Tachuelas o alfileres sirven para dar forma a los abultados pliegues, logrando caídas suaves. Cada nivel de estructura es marcado por cartulina troquelada, delineando figuras de herrería llamadas barandales de muertos, que le indican a las ánimas el camino a seguir que se conforma con tres niveles, los cuales son los siguientes:

PRIMER NIVEL
Es donde se coloca:

-El rosquete: el cual representa el rostro del difunto.
-Pan de muerto: que representa el cuerpo humano, bañado en su propia sangre.
-Pan de agua o blanco: representando la pureza del alma.
-La hojaldra: la cual representa el cráneo y la osamenta del difunto.
-La cera: que sirve para alumbrar el camino del difunto en la oscuridad.
-El agua: para mitigar la sed del camino recorrido.
-La fotografía: que sirve para identificar a quien está dedicada la ofrenda, reflejada en un espejo, esto para hacer un llamamiento al alma del difunto del más allá.
-El incienso y el copal: que sirve para la elevación al cielo de nuestras plegarias.
-La flor de zempaxuchitl o flor de muerto: aparte de colocarse en el primer nivel, se incluye una alfombra de pétalos de la misma que sale desde el altar finalizando en la calle con dirección hacia el panteón donde descansan sus restos de el ánima como guía hasta su ofrenda; además de romero y laurel.

SEGUNDO NIVEL
Representa la unión del cielo con la tierra o lo humano con lo divino.

TERCER NIVEL
Representa el cielo o la máxima divinidad y esta siempre es rematada con una cruz.

Además de los tres niveles se colocan:

ÁNGELES: que significan ser los guardianes del alma en su camino hacia la tierra.

LOS LLORONES: que representan los dolientes del difunto.

LOS RAMOS: estos van incluidos en la cera y esto lo hacen los parientes más cercanos a la familia del difunto.